No sé desde dónde podrás leer o escuchar ya estas palabras, pero estoy segura de que será un lugar con paz. Tampoco sé si llegan tarde, que espero que no, porque la mayoría de las cosas que quiero contarte te las hemos dicho antes, en diferentes ocasiones. Han sido tantos años dándonos ejemplo, que te las has ganado, una y otra vez.
Lo que pasa es que, cuando llegan las despedidas, siempre a uno le entran ganas de seguir hablando, de retener los momentos, de no dejar volar a quien, no sabes muy bien por qué, la vida ha decidido secuestrar.
Pero todo se resume en algo que, a veces, cuesta decirnos, pero es tan simple como que te hemos querido MUCHO. Y que hemos aprendido todos tanto de ti, que tenemos que darte LAS GRACIAS. Al menos, por última vez.
Y hablo en plural porque a mí me ha dado por escribirte, pero la voz es compartida por Queen, Romanos y su Javi, Elenita, Camentxu, Sandra y Jose, nuestro Javi, Cris, Jeremías…
Hemos repetido, veces y veces, vino en mano y carcajadas flotando, la suerte que tuvimos de encontrarnos en un aula a una edad, en la que en principio, ya no tocaba ni estudiar ni hacerse AMIGOS. Y pongo AMIGOS en mayúscula, porque esto no ha ido de que qué majos son mis compañeros de clase, sino de que ¡ vaya compañeros de vida que hemos encontrado!. Sin buscarlos, sin darnos ni cuenta. Porque empezamos, hace doce o trece años ya, con esas cañas en Castellana con María de Molina, criticando o riéndonos de profes, elucubrando trabajos a la salida de clase. Pasados nueve meses tocaba despedirnos del curso, pero decidimos que no de nosotros, decidimos apostar por hacer crecer algo especial. Y así, comenzamos a vivir momentos juntos, los que tocaban por calendario, o los de cada uno, bodas, separaciones, cambios de trabajo o despidos, migraciones, fiestas y cumpleaños, embarazos y nuevas generaciones…
Y sí. También tu enfermedad. Que nos dejó a todos mudos, mientras tú hablabas y llamabas a las cosas por su nombre, como siempre has hecho. Con serenidad y energía. Mientras tú te ponías a trabajar en ello. Para delante. Un año, y otro. Sin perder tu humor, tu ironía, tu coraje. Todo por Lucas y David, y por esa vida, que no querías perderte. A partir de entonces festejamos también buenas noticias, ratos varios, mientras seguíamos con lupa el detalle de la evolución de tu bicho, que había llegado con fuerza, pero que se había encontrado con la tuya. A ver quién gana. Y le ganaste, al menos, durante ocho temporadas.
Era por estas fechas, hace tres años creo, que entre tacos y coronitas nos contaste que te ibas a Pamplona, que la cosa se había puesto fea. Y nos volvimos a quedar sin aliento para hablar, pero las palabras volvían a ser tuyas. De valentía, de esperanza.
En estos últimos tiempos tenemos que bendecir a la tecnología y a las redes sociales, que nos han permitido estar contigo de forma fácil. Menos de los que hemos querido, y quizás, a ratos, sin llegar a estar a la altura. Pero hemos podido seguir compartiendo tu fuerza, tu alegría, tu sonrisa, que a momentos se perdía, pero nunca abandonaste ese humor que nos ha hecho reír hasta el final, hasta hace incluso quince días, cuando pudimos pasar unas horas otra vez contigo. No sabes cuánto lo disfrutamos, lo contentos que nos fuimos, a pesar de verte ya tan cansada y saber que te estábamos diciendo adiós. Pero nos hiciste, otra vez, entender que la vida juega con nosotros cuando quiere. Y que lo único que podemos hacer es luchar, cuando toca, y disfrutarla, cuando nos deja. Y eso nos lo llevamos como mandato. Porque fue de las últimas cosas que nos dijiste. Que disfrutáramos. Lo haremos el próximo jueves, en la Taquería del Alamillo, un lugar que siempre será tuyo. Y brindaremos por Rachel, por todo lo que nos has enseñado. Porque nos has hecho grandes dejándonos estar, siempre, muy cerca de ti.
GRACIAS.
Precioso homenaje a nuestra amiga?? Eres una maestra de las palabras y de la amistad
Gracias Pita ?
Qué bonito Pita!!! Te mando un fuerte abrazo!!!!