A pesar del Oscar a Spike Jonze por el guión original, que un hombre se enamore de una máquina no es ya sorpresa, estiramos un poco más este presente tan tecnológico que nos invade, lleno de relaciones virtuales entre gente que no se conoce y sexo a través de la pantalla, y en el futuro cercano llegarán a pasar historias como las que describe la película. Estoy segura de que más de uno ha entablado ya una relación de dependencia con su Siri, y que cuando Apple consiga ponerle una voz tan sensual como la de Scarlett Johansson a Samantha, el sistema operativo de quien se enamora ese Theodore tan derrotado sentimentalmente y que interpreta con delicadeza y maestría Joaquin Phoenix, se darán situaciones tan cómicas, y tristes, como las que se muestran en la cinta.
Tampoco creo que el punto álgido de la trama recaiga en la soledad del personaje, un protagonista desbordado de emociones rotas tras dejar una relación en la que confiaba y de la que estaba enamorado, una soledad con la que empatizo y que me conmueve. Una soledad que se presenta como un común denominador de la sociedad en la que vivimos. Compro. Pero esa sería la excusa fácil para justificar que alguien, en una época de desolación, pueda tener una relación con un ser intangible.
A mí el malrollo me lo da el pensar que es la incapacidad de Theo para volver a sentir de verdad, que es su miedo a exponerse de nuevo al amor lo que le lleva a meterse en una relación de ficción, una relación que no tiene, y esta vez no es en sentido figurado, cara y ojos. Una relación con la que se arriesga tan solo a REcrear que siente. Y eso, duele menos. De este modo anda protegido, todo es más fácil de gestionar cuando la realidad es solo un espejismo, cuando no nos permitimos zambullirnos en ella con todas las consecuencias. Me da igual que sea una máquina, una relación virtual, un recuerdo, o un hoy con una persona no disponible (por la razón que sea). ¿Engancharnos a lo que no puede ser es sólo miedo a vivir lo que realmente es? ¿Hasta qué punto nos acomodamos en un escenario decorado con esmero en el que jugamos a bailar sin salir a la pista?
HER nos recuerda que el amor sólo existe si te atreves a compartirlo con los cinco sentidos. Lo demás, es ficción. Lo demás, es perdérselo.
PD.: por supuesto, y como no podía ser menos de la mano de Arcade Fire, la banda sonora no defrauda…
Casualidad, justo la vimos ayer también. Y me quedé con una sensación muy parecida. Estoy de acuerdo en que en algún momento se hace un poco pesadita… Pero lo principal es que te hace pensar y, como dices, te deja pensando un rato.
Sin embargo, a mí se me quedó una idea ligeramente diferente en la cabeza. No tanto su incapacidad o miedo a exponerse al amor, a darse… sino más bien algo que le dice su mujer cuando van a firmar los papeles. Es decir, su capacidad para aceptar a otro en toda su realidad humana.
Como dices, el amor es un camino de dos vías. Hay que entregarse, pero también hay que hacer un esfuerzo por “recibir al otro” y quizá piensa que es más fácil con una máquina que estaría “virtualmente” libre de malos rollos humanos…
Bueno, un punto de vista adicional…
bueno, es que para mí no aceptar al otro en toda su realidad humana es también miedo a amar….es más de lo mismo…miedo a que te hagan daño, a que te pongan delante tus debilidades…..
Me quedo con una frase del director: Queremos ser conocidos pero al mismo tiempo, tenemos miedo a que nos conozcan.
No sé….pero por ahí van los tiros…me alegro que lo compartas conmigo…
un besoteeeeee y gracias por el comment!
PD.: y nos vemos ya para comentarla con más chicha :-))))