En 3º de EGB mi madre y mi profesora acordaron que, para quitarme mi timidez innata, fuera la encargada de llevar los recados entre tutoras. Así que me pasé meses yendo de clase en clase entregando notitas. Dudo si funcionó demasiado, visto el resultado treinta años después…
Hace ya meses, un viernes por la tarde, de esos en los que te aposentas en el AVE, y le das a los periódicos con calma, cayó ante mis ojos un artículo de un periodista de El Mundo, con foto de chico joven (dígase de mi edad), que me pareció bueno e interesante. Lo busqué entonces en la red, para tuitearlo, llegando al perfil del personaje, en el que hurgué para conocer de quién se trataba. Me sorprendió una retahíla de tweets que con frecuencia escribía, que empezaban siempre con #Niundíasinpoesía, y con los que rescataba versos de diferentes poetas. Me pareció bonito y sólo por ello decidí seguirlo. Efectivamente, desde entonces, no hay día sin poesía, ya que fielmente el periodista nos deleita sin perdón con letras líricas.
Han pasado los meses, y sin darme cuenta, esos #Niundíasinpoesía se han convertido en un momento esperado de mi TL*, que entre el ajetreo laboral y la carga agresiva de tweets, me hacen sonreír, parar medio minuto y reflexionar sobre algo (normalmente amor), transportarme de forma efímera a otro espacio, a veces hermoso, a veces algo más áspero, de vez en cuando cercano, de vez en cuando simplemente evocador. Me he acostumbrado a retuitear los que más me gustan, los que más me han movido, más me han pellizcado, dejando luego que la jornada continúe su curso. Alguna que otra vez, por supuesto, leo también sus artículos, que suelen ser buenos, y me río con sus 140 irónicos caracteres con los que comenta la actualidad.
El pasado miércoles, dicho periodista informó en su twitter que presentaba un libro de Carlos Marzal, en la librería Alberti, la mejor del género poético en Madrid. Así que lo ves, y decides que debes ir, que ser una groupie es lo que tiene, y además, el libro se intuye interesante. Ahí llegas, con cierta inquietud, un tanto despistada, te indican que es abajo…el espacio es pequeño, te viene una imagen de Antes del Atardecer, hay ya algunos espectadores, de edad avanzada. Te sorprende el perfil masculino, señores elegantes y con estilo, especialmente atractivos, en otro sector, algunas señoras bien arregladas comentan con profundidad libros de nota. Tú, de mientras, en primera fila, más colgada que un fuet, vas contestando emails y siguiendo el desarrollo del cónclave por twitter. Poco a poco vas cogiéndole el pulso al ambiente, que se va llenando, ya con perfiles más jóvenes, intelectuales con aire de normalidad. Al final, no más de 20 personas, que esto va de poesía y no de Las Sombras de Grey.
Y aparecen los dos protagonistas, el autor y el periodista. El primero con poco look de poeta y más de amigo de bar, el segundo con cierto aire fashion parisino que mola. Empieza la tertulia. El libro, La Arquitectura del Aire, es una recopilación de aforismos, así que aprendes sobre la evolución de los mismos, sobre Carlos Marzal, sobre literatura, envidias en el diálogo de los susodichos la manera de introducir ciertas palabras distinguidas, que dicen exactamente lo que quieren expresar. Sin darte cuenta se te ha colgado la sonrisa, te percibes exprimiendo cada segundo, atenta a la conversación, a las preguntas, soltando alguna que otra carcajada. Entre medias, te ha sonado uno de los móviles (os recuerdo que estaba en primera fila), con lo que con cara de póker has tenido que pedir disculpas, asomándose ya tu primer sonrojo.
Llega el final, concluye el acto, lógicamente decides comprarte el libro para que te lo firme. Pero ese ya es un momento en el que tu estómago empieza a cerrarse, ya hemos dicho que una es tímida de nacimiento, y aunque intenta superarlo, arrastra aún mucha cobardía. Pero lo haces, te acercas, saludas y pides que te lo dedique (en estos momentos Hugo se acordará que tuvo que pedirle él a Rafa Sánchez que me dedicara el set). Muy amable Carlos Marzal te lo pinta, y felicitándole, te despides. Pero sabes que te falta algo, estás con el rabillo del ojo mirando hacia “tu”periodista, que dialoga con otro espectador, y te repites que tienes que atreverte a decirle algo. Vuelves a tus trenzas y a esa clase de EGB. Así que coges fuerzas y te aproximas, y sin pensarlo mucho, con una sonrisa nerviosa lo sueltas: “Oye, nada, que felicidades por tus #Nohaydíasinpoesía, que te sigo y me gusta muchísimo”. Él, algo sorprendido, contesta con cara amable: “Ah, sí? Me sigues?” Yo: “Sí, sí, mucho. Es que me encantan, me alegras el día. Te retuiteo mucho”. Él: “Ah, y cómo te llamas? Porque si me retuiteas me saldrás…”. Yo: “Pita Sopena”. Él: “Aaaah claaaaarooooooooo (la o se alarga que hasta oírla en Barcelona), y tanto!! No, no felicidades a ti, ¡!!que haces más labor que yo!!!”. Notas que estás sufriendo un sonrojo monumental, uno de esos momentos en los que querrías desaparecer. Yo: “No, no, es que de verdad…”. Él: “Si es que a veces, cuando me doy cuenta de que no has retuiteado, pienso que ese día no he estado acertado”. Mi cara se mantiene cual tomate, sólo anhelo salir zumbada, que la tierra se me trague, pero aguanto, me río, típica risa un tanto enérgica. “Bueno, no, en serio, que felicidades, y sigue por favor…”. Con simpatía nos despedimos, y me esfumo aligerando el paso, que se ría Usain Bolt….
Ya en la calle, agradezco esa noche fría que va aniquilando mis sofocos. Tuiteo mi felicidad por el acto, y dejo que vaya bajando el color de mi rostro. Me avisan de que ha habido fumata blanca. Prueba superada.
PD.: Dice un proverbio que, la vergüenza, cuando sale ya no entra.
*TL = Time Line
No me cuadra que la condecorada MISS SIMPATÍA del paso del Ecuador de ESADE sea vergonzosa… Simplemente, no me lo creo. Una persona que se planta sola en la presentación de un libro de poesía y se sienta en primera fila…
Estoy seguro que tu madre y las monjas de la anunciata querían que cogieras afición a la lectura, las notitas, los mensajes, etc…
Otro día que te invite a una copa, el galan francés, no?
jajaja…Miss Simpatía es tímida y vergonzosa, aunq. nunca te lo hayas creído, que eso no está reñido con ser sociable…… q las monjas (de la anunciata…jajaja) y mi mami me inculcaron que hay que superar los miedos y esforzarse….así que una ha ido haciendo lo que ha podido…. :-)))))
…mmmm…..lo de la copa, en la próxima presentación….
besos y graaaaaaacias, mi compañero condecorado Mr. Simpático!!!!!