Nos esforzamos. Cada día más. Cada día nos envolvemos en infinitos mensajes que con sólo oírlos o leerlos parece ya que el mundo es nuestro, o al menos, que puede serlo. Y te creces. Cada día aprendes más herramientas para conocerte mejor, más lecturas, más reflexiones. Así comprendes el porqué de lo que haces, o del cómo actuaste. Te recuerdan aquello de que si hasta ahora no te ha funcionado, prueba de otra manera. Y lo compras. O que el mundo y el amor es para los valientes. Y lo sabes. Te escuchas tú misma con ese tan manido que en la vida quien no arriesga, no gana. Y lo afirmas.
Pero tienes miedo. Y? Pero tienes dudas. Y? Pero no te atreves. Y?. Pero amas como sabes. Y? Pero no decides. Y?. Pero te pones excusas. Y?
Y no pasa nada. Y sigues viviendo, aprendiendo, disfrutando, riendo, errando, levantándote. Quizás podrías hacerlo mejor, pero no serías tú. Y no pasa nada. Resulta que como te hicieron humana, se te permiten ese tipo de cosas, el no saber un porqué, un para qué. O esconderlos, sin darte cuenta. El actuar sin sentido, o con él, porque de repente te sale de esa manera, o no te sale. Porque va a ser que eres así, que no es excusa, pero lo eres. Porque ya cambiarás mañana, o en dos minutos, sólo forzándolo cuando pueda dar fruto. Porque el tiempo siempre juega a tu favor, hacerlo antes no funciona. Tendrás que dártela otra vez, repetir comportamiento. O parar la partida. Tenerlas todas contigo, o no tenerlas. Jugar asustada.
Y no pasa nada. Seguiremos investigando en nosotros, para ser mejores (por cierto, ¿qué es ser mejor?), para dar un paso hacia delante. Necesitaremos oírnos por dentro, y reflexionar, regresar al pasado removiéndonos y caminar expectantes hacia el futuro. Pero viviremos el presente para el que estemos preparados. Con miedos, con nervios, con dudas, con fallos. Pero sin juicios. Nos motivaremos con mensajes, con lecciones, con charlas, pensaremos y creeremos que ya tenemos la solución. Pero al final será nuestra propia vida la que nos eduque. Serán nuestros propios yoes los que consigan que demos un paso, u otro. Y mientras decidimos darlos o no, salir a la pista o seguir en el banquillo, soplaremos fuerte, y no pasará nada que no tuviera que pasar.
Somos humanos, y sinceramente, no queremos ni podemos ser otra cosa. Somos humanos, y además, es bastante divertido serlo.
PD.: quizás haya sufrido un exceso de “yes we can” a mi alrededor en los últimos meses.
me encanta. y sí no pasa nada, la vida es jsustamente eso.
Gracias muchas Ali!!!!! Q ilu!!!Pues sí, es q no pasa nada, o lo q tenía q pasar, no???
Besitos grandes!!!