Yo aún no tenía tres años cuando él empezaba a triunfar bajo los focos. A esa edad, una como mucho podía entonar el Hola Don Pepito, Hola Don José, así que mentiría si afirmase que recuerdo sus inicios. Tampoco tengo claro en qué momento se convirtió en compañero habitual de multitud de instantes, de lo que sí que estoy segura es que lleva toda la vida a mi lado. Evolucionando siempre con estilo, anticipándose a modas, desafiando al establishment ejjjjpañol, consiguiendo que, incluso sin a veces acertar (ahí su coletilla bandida o sus faldas sevillanas), se lo perdones todo. Él es Miguel Bosé, y a sus cincuenta y seis años, te derrite.
Y aparece hecho un adefesio, todo sea dicho. Porque con sus pantalones “turcos” fucsias, su camisa de flores y su americana de cachemir, un chaleco a lo peruano, y un montón de collares a lo Ibiza hippy, lo que se dice elegante..no estaba. Y además, sin cambiar de modelo en todo el concierto. Pero su porte lo salva, ese modo de andar….sólo suyo…esa forma de hablar…sólo él……esa sonrisa….sólo suya…
“Buenas noches, bienvenidos. Estamos aquí para celebrar 35 años de carrera. Jamás hubiese sido posible sin ese equipo que se llama Vosotros”. Gritamos. Aplaudimos cual mejores gruppies. “Todo lo que va a suceder esta noche es vuestro. Atención a los oídos, que los tendréis que abrir, y a las piernas, que las tendréis que abrir”. Reímos. Se escapa el primer Guapoooo!! Empezamos a bailar. A partir de ese momento, somos suyas. Básicamente mujeres entre los 30 y los 50 (sea cual sea su tendencia sexual, nos engaña a todas), algún acompañante divertido, y algunas jovencitas de la última liga. Totalmente suya, porque no hay dudas de que Miguel Bosé está conmigo. Ahí, llenando el escenario, como si lo conocieras de toda la vida. Porque ahí ha estado siempre, escuchándolo en cintas TDK, viéndolo en galas de nochevieja, leyéndolo en periódicos y revistas, siguiendo su vida….y, sobre todo, su música. Las cantas todas. Incluso aquellas que ya ni recordabas que eran suyas. Muriéndote de Amor, tatareando todo lo que Te Diré. Cae Linda, y Don Diablo. Y sigues sonriendo, así te pasas todo el concierto, feliz. Entre carcajada y sonrisa, sin parar de bailar.
Con él aparece Ana Torroja, más ochentera y platina que nunca, y Pablo Alborán, a quien no conoces pero le das el aprobado, y la incondicional Bimba, más camaleónica que su tío, bordando el show. Será que el apellido tiene magia, será que se “curran” su trabajo. A lo largo de las más de dos horas, tres bailarines a lo parchís, y cinco músicos ayudan a que el concierto sea una fiesta de coreografías perfectas, a excepción de algunos de los extraños movimientos del artista (debe ser la edad). Un Papitwo (sí, tremendo nombre) lleno de momentos emotivos, un Bosé que aprovechándose de un público vendido, seduce sin condición.
Cierra con ese sublime Te Amaré. Te amaré Madrid. Sabe que el idilio es correspondido. Es lo que tiene Miguel, es lo que tiene Bosé. Todo.
P.D.: y sí, la voz que escuchas desafinando en los vídeos es la mía, no es culpa de Miguel….
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