Personajes de Madrid La Nuit: ALFONSO

Ele y yo hemos quedado para cenar el viernes por la noche, toca la zona de Huertas, quiere enseñarme un japo de verdad….de los que van los japos, me dice, en la calle Echegaray. Ciertamente no es esa un área de influencia muy nipona, pero teniendo en cuenta cómo se expande la raza, doy un voto de confianza. Así que entre turistas y muchedumbre cañí (antes del rescate, desde luego la ciudadanía ha decidido gastarse los pocos cuartos que le quedan en la plaza Santa Ana) nos encontramos delante del Teatro Español. Hacemos una parada técnica en un bar de la calle Prado, he leído en la pizarra un Tómate un vino y te regalamos un libro. Y por eso de analizar la posible futura competencia, entramos, y tras el vino, efectivamente salimos con el regalo en  mano (la biblioteca que tienen no es muy extensa, pero al bolso va Henry James, así que la noche empieza a prometer).

Del japo, al margen de que estaba, sí, muy bueno, sólo apunto la pareja de al lado. Un joven soso con una oriental vestida como tal, sacada de una película (y no 2046 exactamente), que no se dirigen la palabra en toda la noche, aunque cuando lo hacen, se entienden en castellano. Eso sí, consiguen aguantarse mutuamente la mano a lo largo de la cena. Yo insisto en que se han tenido que conocer en meetic (últimamente muy de moda a mi alrededor, pero de eso, hablaremos otro día) y que acabarán siendo noticia en el periódico rollo “Japonesa desaparecida. Acusan al novio, un chico tímido y asocial que vivía con su madre….”

Y de ahí, esquivando a los quinquis promotores que te asaltan ofreciéndote un 2×1 de garrafón,  alcanzamos el momento mojito, ahora ya en un garito de mi querida calle León. El lugar está concurrido, así que nos hacemos hueco en la barra. En los cinco primeros minutos yo ya lo he divisado. Más que nada porque ha pasado un par de veces fijando la vista. Además, su aspecto, como si fuera un personaje de las películas de Marisol (sí, tipo el del flequillo, aquel J.M. Tasso pero con treinta años más y cara más rechoncha y dulce) desentona un poco con el ambiente. Se acerca y nos entra así de fácil. “Hola, estoy solo, ¿puedo hablar con vosotras?”. El siguiente paso es mirarnos, claro, y entender que nos ha caído un marrón. Quizás, y con las noches acumuladas es de tarjeta roja, aún no hemos alcanzado ese punto de madurez para decir “Te importa largarte que estamos hablando de nuestras cosas?”. Pero hay algo en su cara que pide a gritos “por favor!!!”. Así que después de cinco minutos de buuuuueno, hombre, es queeeeee..….se queda. Y arranca a hablar. Se llama Alfonso y supera los cincuenta, tiene cara de niño y ojos tristes, su atuendo es clásico y algo demodé. Es médico, hasta hace un tiempo médico rural, y ahora ha decidido aprobar la especialidad.  Así que ciertamente, va algo tarde. Ha estado poco en el extranjero, pero habla de Freud, y de la vida, y por supuesto, de su relación actualmente rota. Porque por eso está en el bar solo, porque su novia le ha dejado. Y hubo antes una exmujer, y dos hijas, y una noruega que conoció por Facebook para afrontar la soledad. No sé por qué le damos palique, quizás por curiosidad, quizás porque tenemos inculcado eso de ayudar al prójimo. Pero el rato pasa, y Alfonso nos ha desvestido sus sentimientos. Lo hubiera hecho con otras, si lo hubieran escuchado.

Miro a Ele para indicarle que ya, que esto se alarga demasiado. Empezamos a cerrar la conversación. Alfonso propone invitarnos a una copa en otro bar. Le decimos que gracias pero no, pero lo decimos sintiéndonos mal. Como si le estuviéramos fallando. Lo asume con deportividad y nos cuenta que se va a coger su bici, así se mueve él. Me despierto al día siguiente con algo de malrollo. Pienso en él, y en todos los Alfonsos que hay por las noches (y los días) de Madrid. Alfonsos que no buscan ligar, que buscan hablar. Alfonsos que están solos, aunque vuelvan con sus ex novias. Personajes extraños a los que, aunque sea por un breve rato, has podido hacer sentir mejor.

P.D.: está bien, os digo el nombre del restaurante japonés….Donzoko

4 comentarios sobre Personajes de Madrid La Nuit: ALFONSO

  • Elena

    Uufffff, Pita, que malrollo… Espero el post de meetic ansiosa… pero, please, con otro tono, no? Besos y enhorabuena x el blog

  • Pita

    Bueno, sí, un poco de malrollo…..entre risas q. tiene la noche, pero en realidad….sí, malri……
    Para el post de meetic esperaremos un poco, aún tengo q. reflexionar un poco más…..jajajaja……..xo, dsd luego, será otro tono…:-))))))))
    un besito gordo, y mil thanks!!!

  • Laura

    Vaya hombre….yo al ver el título, pensaba que habias alternado con Alfonso el marido de la Duquesa de Alba! (no sé por qué me hecho esa composición mental)….imagínate el desencanto cuando he terminado de leer el post!!….moc!!!.

    En fin…..pobre Alfonso….pero hasta cierto punto, no?….vale que haya tenido sus fracasos amorosos y se sienta abandonado, pero….dónde están sus amigos…¿es que no tiene?….eso me huele a raro, raro, raro….

  • Pita

    jajajaj……..si que picas alto darling!!!!! todo podría ser, perooooooooo esta vez….fue un Alfonso mucho más casual…. :-))))))

    pues por eso me dio malrollo…..no tanto por los fracasos, q. los hemos tenido (y tenemos) todos, amorosos o de lo q. sea….sino pq. lo tuviera q. compartir….con desconocidas!!!!
    ays Lauri!!!!

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