Porque SÍ que mola….SÍIIIII

Sumamos doce años de complicidad. Antes mantuvimos flirteos esporádicos de finde, haciendo que mi atracción fuera subiendo de tono. Con la valentía inconsciente de no llevar aún esa mochila que paraliza, decidí que era mejor emprender la aventura, probablemente no duraría en el tiempo, pero clamaba probar.  Así, sin comerlo ni beberlo (bueno, bebiendo va a ser que bastante), el pasado diciembre se inauguraba  la docena de nuestro coqueteo, hoy convertido en una relación formal de la que si llegara el final,  no podría reprocharle jamás un pero.

Me acogió con simpatía, como siempre hace ella.   Con sus mañanas oliendo a churros sin azúcar y cruasanes a la plancha, despertándome con un café malísimo que aún hoy no consigo que me sirvan como he pedido. Con cañas y pinchos de tortilla sin horarios, ¡!siempre es momento de bajar al bar!!, con copas balón que asimilan la comida o que entonan esa noche que nunca tiene fin, con madrugadas de contraseñas para ingerir spaguettis,  y resacas amortizadas con grasas en el Vip’s. Sin parar de reír.

Los lugares favoritos se amontonaron de forma rápida, nada especiales, enclaves cotidianos orgullosos de una herencia castiza que hurgaba con gusto en la vanguardia. A esa entrecruzada plaza Alonso Martínez, desde donde el intransigente Génova se obliga a dar paso a la homosexualidad, se unía una divertida calle Pez,  o un Barrio de Justicia que poco tiene que envidiar al Marais parisien.  Hoy sonrío ensimismada por una calle León de lo más cool, y con la llegada de las terrazas, ayudo a florecer las margaritas en la plácida Comendadoras.

Su máxima cualidad ha sido siempre su don de gentes. Niñas con lazos más grandes que sus cabezas acompañan a damas que, cada sábado por la mañana, lucen peluquería mientras, sobre tacones algo carcas, se encuentran por un Salamanca algo demodé. Jóvenes gafapasta que enfundados en pantalones coloridos y zapatillas femeninas nada tienen que envidiar a los disfrazados del Born. Abuelas de Cuéntame acicaladas para ir a misa, y engominados con cuellos blancos e inciales para ir a trabajar. Famosos con los que chocas, y taxistas que te hacen hablar. No importa  nunca de dónde vengas, serás su hijo de vientre si sobrellevas ese invierno hosco y ese estío derretido, si sabes mirar ese cielo tan azul que oculta a La Botella de la contaminación.

Es culta y reivindicativa. Año tras año ayuda a que Prado y Thyssen careen por récords, innova con el Sofía, otea hacia arriba viendo crecer el jardín de CaixaForum, inaugura cómics en el Museo de la Ilustración. Nos hace bailar en salas, palacios y Rock in Río, mientras sus calles permiten que Las Familias protesten, los indignados acampen, justicieros reclamen verdad y los libreros luzcan sus últimos coletazos de vida.

Seguiría…..

Y sí, después de  doce años, no, es verdad, aún no ha llegado el mar. Pero ni un pero le pongo, porque aun así te deja navegar, por donde tú quieras, como tú quieras. Esto es Madrid….. ¡!bienvenido siempre!!

P.D.: Hugo, Javier….espero al menos….haberos hecho reflexionar….¿Madrid mola o no mola???


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