Bon Appétit. O no.

“Le escuché decir una vez a un gran gourmet que si todos los hombres se nutren, solamente unos pocos saben comer, y añadía que es con la reflexión, con el pensamiento, como debemos elegir nuestros platos, y con la imaginación, degustarlos”. Álvaro Cunqueiro, escritor y gastrónomo gallego.

Bon appétit. Have a nice meal. Bon profit. Buon apetito. Guten Appetit. !Qué aproveche! Es así como solemos preparamos para compartir un manjar. Un ritual  internacional que empieza, normalmente,  por un aperitivo que nos va abriendo boca para pasar luego a una ensalada condimentada de forma ingenua, y por la que brindamos con un vino “omnubilador”.  Tras el laborioso  pescado cocinado de segundo, con el que es probable que se nos atragante alguna que otra espina, llegará ese postre que nos endulzará la sobremesa. Desfilaremos entonces  hacia el café, para que nuestros ojos vayan despertando, mientras se nos apodera el sentimiento de estar sufriendo una amarga  digestión. Y será entonces,  una vez que guardemos la servilleta, cuando dudaremos si ha merecido la pena sentarnos en la mesa, o si hubiera sido mejor elegir otro menú. Antes, nuestro estómago sólo habrá  sido capaz de decirnos una cosa: continua….

Ella es Hanna, él es Daniel. Tú puedes ser ella, o él. Yo he sido ambos. Tú también. Y seguro que además, un poco de Hugo. Y tú, y también yo, hemos saboreado todas esas fases, y hemos llegado a la misma conclusión. ¿Qué gusto nos ha dejado?.

Bon Appétit es la primera película de David Pinillos como director, y ha sido ampliamente galardonada en el Festival de Málaga de Cine de 2010, y bendecida por la crítica. Bon Appétit nos sirve una historia de amor, o ¿quizás de desamor?. Una historia en la que volvemos a enfrentarnos a ese, a veces falso, a veces cierto, pero seguro que conocido “es que ahora no es nuestro momento”. Una historia en la que nos encontramos con ese  “te quiero como amigo”, alguna que otra vez escuchado, pero que siempre hemos susurrado con voz temblorosa ante el desasosiego de no saber si estamos cometiendo un error. Una historia en la que, impulsados por el valor de la amistad, vuelves a chillarle a esa persona que aprecias “pero qué estás haciendo con tu vida??!!”.  Una historia que empezó con un algo inocente llamado beso, porque a veces la complicidad lo manda, o porque a veces simplemente hay que probar. Una historia que se transforma en un plato cada vez más intenso, mientras intentas reconocer cuáles son los ingredientes que te producen tanto placer. Una historia que no sabes cómo acaba, porque la receta aún está por definir.

Entre medias, has dudado en continuar porque tus retos profesionales hervían en una olla a presión, o tal vez porque no cerraste bien la tapa de la historia anterior. Entre medias, has sido valiente en prohibir que te quieran, porque aunque sabe dulce, es necesario querer tú, o quizás has sido cobarde, y no te has atrevido a imaginar hasta dónde podías llegar. Entre medias, vuelves a decir al mismo tiempo que los protagonistas es que  “la vida no es como el cine, todo perfecto”.

A Unax Ugalde nunca le vi (gracias a Dios) en sus series de televisión, pero estoy segura que nadie podría enamorarse mejor de Hanna. A Nora Tschirner le basta con su sonrisa y su mirada para contarnos. Giulio Berruti es un Hugo tal vez demasiado guapo, pero al querríamos todos como amigo. Bon Appétit es una historia que se cuece en la cocina, pero que se condimenta a través de imágenes, paisajes y música. Una banda sonora de notas indies que nos adentra de forma suave en ese gustoso mundo de la restauración en el que, simplemente por la química de los ingredientes, gustos inesperados pasan. Platos que tú, y también yo, hemos digerido. Platos en los que te arriesgas ante un nuevo sabor porque es la única manera de conocer tu paladar.

P.D.: Daniel es español, Hanna alemana, Hugo italiano. Se conocen en Zurich, viajan a Bilbao, se encuentran en Hamburgo. Hablan en inglés, aprenden alemán, y brindan en español. Los sabores son internacionales, los sentimientos también.