Cuéntame un cuento, y verás que contento…

“Cuéntame un cuento y verás que contento,  me voy a la cama y tengo lindos sueños”….el estribillo de este clásico de Celtas Cortos, tan versionado por cada una de las orquestas de pueblo, y tan vivido con intensidad en los bares de Malasaña, podría ser el claim del Hotel Andaz, situado en la cosmopolita Londres.

La soledad suele ser una sensación frecuente cuando viajas por trabajo. Reuniones, comidas de negocios, cenas que sirven para maquillar la tensión entre las partes, una copa incluso después para fomentar esa hermandad profesional……Pero cierras la puerta de la habitación, una llamada de nostalgia, de “te echo de menos”, o quizás sólo de “todo en orden”, tal vez,  un poco de televisión, y un rápido repaso de emails……¿Y?.  Pues que resulta que no te duermes, que la tensión acumulada juega su papel, y que tus ojos están como platos y te toca contar ovejas.  Si has sido previsor, tal vez metiste el libro en la maleta, y lo intentas con la lectura, pero ¿¿sino…..??

Demos la bienvenida a  ¡!El Lector Residente!!.  Damian Barr,  escritor y periodista, acude a tu llamada si estás hospedado en el AndazCuentacuentos in situ para el huesped con insomnio. 

Durante una hora, dicho personaje te relata un cuento, o discute contigo de literatura.   Si, de todas formas, te parece un tanto violento el introducir a alguien en tu habitación a altas horas de la noche, no hay problema, el servicio se presta también por teléfono.

Cuenta Barr que la idea surgió un día de viaje, en el que se había olvidado el libro. “Estaba desesperado por leer mis libros y pensé que mucha gente que lee libros podría estar en una situación similar a la mía“.  El escritor afirma que no se trata tanto de un oficio, sino de una manera de fomentar la lectura, y mitigar la soledad del viajante.

“Creo que el que alguien te lea es una experiencia íntima que, si estás en un viaje de negocios o estás lejos de casa y solo, te da un poco de contacto cercano con otro ser humano”.  Contacto si, pero de físico nada de nada.  Ninguna connotación erótica al respecto. Lo de leerte el cuento en la cama, Barr lo sigue dejando para los papás y mamás, el mismo niega poder considerarse como un prostituto literario

Lo que desconocemos es el repertorio de cuentos. No sé si la oferta se mueve entre Chéjov y Capote, o si ya han traducido a nuestro Monzó, o si quizás existen versiones para adultos de La Cenicienta o el Mago de Oz.  Pero si tengo ocasión de probar este curioso servicio, no hay duda de que para su público femenino le recomendaré “Princesas, olvidadas o desconocidas“, con el que estoy segura de que gran parte de dicho público tendrá, como dice la canción….lindos sueños.

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