93.500 firmantes en 10 días. ¡!Don Fulano y Don Mengano se adhieren al Manifiesto por la Lengua Común!! Día a día titulares como éstos ocupan la portada del periódico de Pedro J. Ramírez.
Señores de El Mundo….!!Ya está bien!!. Ya está bien de generar polémica dónde no la hay. Ya está bien de buscar batallas dónde no hay guerra. Ya está bien de abanderar causas sin sentido sólo para levantar los gruñidos de “la tribu”. Ya está bien.
Tengo mucha fe en que los ciudadanos no somos tontos, pero el hecho de recibir información sólo de un color, sin tener la posibilidad de conocer qué pasa de verdad en la realidad, puede provocar opiniones erróneas, desfigurando la realidad y creyendo que existen fantasmas dónde no los hay.
Desde hace diez días el Sr. Pedro J. Ramírez, la política Rosa Díez, me imagino que La Cope, pero no escucho la radio, y los políticos del PP se han erigido como Defensores Oficiales de la Lengua Española ante la sociedad. Para plasmar tan “épica” actitud, han publicado un Manifiesto por la Lengua Común para el que buscan firmantes que respalden su tan “elogiosa” iniciativa. Famosos que arrastren a la masa, porque, no sé si ustedes se han enterado pero, ¡!Cataluña y Euskadi van a acabar con la lengua del Imperio!!.
Ni he seguido el tema con detalle por la pereza que me causó desde el principio, ni me he leído el Manifiesto detenidamente. Pero encontrarme con dichos titulares cada día cuando llego al kisoco empieza a enhebrarme. Y como al final creo que lo que les interesa no es que se lea, sino provocar una reacción social, pues han conseguido la mía. Pero como voz crítica. Y yo ni soy famosa, ni arrastro masas, pero conozco la realidad.
Soy de Barcelona, he vivido 25 años allí, y la visito, como mínimo, un fin de semana al mes. Vacaciones y puentes, días libres o visitas laborales. Gran parte de mis círculos familiares y sociales se desarrollan en el marco de la sociedad catalana. No voy a ser yo quien defienda ningún sentimiento nacionalista catalán, porque nunca lo he tenido, y resultaría además poco creíble viniendo de alguien que, a pesar de ser bilingüe con los dos idiomas cooficiales de Cataluña, ha ejercido la mayor parte de su vida como castellanoparlante, y que voló a la Capital integrándose con facilidad en esa “otra vida española”. Tampoco comparto la emoción por el Barça, y siempre me han resultado cansinas esas actitudes “de barretina y boletaires” que profesan políticos, medios de comunicación y cierta parte de la gran “familia” catalana, actitudes que, bajo mi opinión, empequeñecen en cierto modo la vida allí.
Así que situados en contexto, espero poder transmitir credibilidad en mi argumento posterior. Señores, ni hay problema lingüístico en Cataluña, ni el castellano vive amenazado. Señores, eso no es verdad.
Principalmente porque el día a día de la sociedad catalana se desarrolla en los dos idiomas, porque el castellano se sigue estudiando en los colegios y, a pesar del aumento de asignaturas en catalán, los niños se expresan en los dos idiomas con facilidad, y en el patio juegan, se relacionan, y cuentan chistes en el idioma que les apetece, con un amigo en uno, y con el otro, en otro, porque el número de medios de comunicación en lengua castellana (canales de televisión, emisoras de radio, periódicos y revistas), que son quien además de la sociedad, afianza la lengua de un país, sigue siendo superior, porque en la calle conviven las dos lenguas, porque en las tiendas te atienden en el idioma con el que te dirijas, y porque no señores, no, nadie ha cambiado un solo rótulo de su comercio ni ha pagado multas. Y existen, seguro, las excepciones que confirman la regla. Y nos encontraremos con el individuo que no te cambie al castellano cuando le hables tú en la lengua de Cervantes, y con el chico que tiene dificultades en expresarse en castellano porque ha vivido en un círculo cerrado catalán. Pues ya lo cambiarán si les interesa, o si no, peor para ellos. Pero es un problema individual, no social.
No provoquemos miedos donde no hay monstruos. Podemos declararnos más o menos cercanos, o lejanos, a los sentimientos de “Nació” catalana que se integran en parte de la sociedad de allí, podemos intentar entender el porqué de determinadas de las reacciones de los catalanes y estar o no de acuerdo, podemos debatir sobre razones económicas, y por supuesto, podemos estar en contra de determinadas políticas lingüísticas que se toman, pero no podemos crear terror cuando la película no lleva rombos. No, señores, visiten Barcelona. Pasen y vean como emigrantes de toda España y del extranjero se han integrado con tranquilidad allí. Entiendan que sí, que hay dos lenguas, ¡! Suerte que tenemos!!, pero no crean que se prohíbe ninguna. No es verdad.
Yo crecí en castellano, y más que por obligación que por gusto, fui aprendiendo el catalán con corrección en el colegio y con mi padre. Hoy estoy orgullosa de saberlo. Ahora mis sobrinos en el colegio aprenden catalán mucho más que yo, pero siguen hablando el castellano en casa. Cada cual debe encontrar su equilibrio lingüístico, pero lo importante es que el equilibrio existe, y que no hay que romperlo. Ni desde dentro, ni mucho menos, con fábulas malintencionadas desde fuera.
Estimada Sra.,
Yo sí tengo un problema. Resido en Baleares (porque me gusta, desde hace unos 2 años, trabajo y pago impuestos) y voy a ser padre. Mi novia es norteamericana, mi madre es francesa, mi padre español (de Valencia). Mis idiomas son el español y el francés, aprendido: el inglés. Aquí la lengua vehícular en la educación es el catalán. pero yo quiero que mi hijo estudie en español! es eso tan terrible? porqué no me dejan en paz. Pues no: tendré que pagar un colegio privado. Y ellos, claro, diciendo que no hay problema…
Estimado sr. Vicens Charbonneau,
Muchísimas gracias por su comentario, y por participar en este blog. Comparto con usted su voluntad de que su hijo pueda estudiar en español, y supongo que la ley amparará, al menos, unas horas lectivas en castellano.
El objetivo de mi post no era defender una política lingüistica que pueda ser catalogada como “quebrada”, lo que yo quiero expresar es mi inconformismo ante la utilización de una situación que para nada es grave, al menos en Barcelona, como fin político y alarmista en el resto de España. Desconozco lo que pasa en Baleares, porque aunque he estado allí de vacaciones varias veces, no vivo. Pero si sé lo que pasa en Barcelona y, aún con políticas lingüísticas que pudieran ser discutibles, el clima de bilingüismo es normal, y la mayoría de la población entiende y se puede expresar en dos idiomas, cosa que, a mi parecer, es una riqueza y hay que intentar que así sea.
Espero que su hijo pueda estudiar en castellano, pero sobre todo, no tengo dudas de que sea como sea lo aprenderá, y dentro de unos años, se expresará con normalidas en los dos idiomas.
Muchísimas gracias de nuevo. Un saludo cordial
Estimada Sra.,
No comparto su diagnóstico: la situación es grave. Tanto, como cuando el idioma vehícular de la educación era el Castellano (y eso era inadmisible para los catalano parlantes: 50% del censo en Cataluña, si no voy mal). Al final, lo que pasa, es que se acaba hablando el idioma del que manda. Ahora mandan los nacionalistas, y por eso aplican la ley del embudo: nuestro idioma es el idioma de Cataluña, y teneis que aprenderlo todos… bueno, igual que con Franco se decía: el español es el idioma de España, y por cojones. Es lo mismo: una imposición, una aberrante falta de respeto por los ciudadanos que ni hablamos, ni nos sentimos, ni siquiera queremos que se nos pegue algo de eso que ustedes llaman “Catalán” y yo llamo simplemente, una maldita imposición. Y además, hemos de no decirlo, porque no existimos, no hay problema, no somos nada, somos todos muy felices aquí. Pues no, feliz lo será usted con su idioma, yo estoy que me subo por las paredes!
Estimado Sr.,
No creo que se pueda decir que estamos en una situación como la de la época franquista. Hoy no está prohibido, gracias a Dios, en ninguna parte hablar en castellano, ni comunicarse a través de esta lengua, hecho que si pasaba durante la dictadura con el catalán.
Repito lo que decía en mi escrito, a pesar de que sean discutibles parte de las políticas lingüisticas llevadas a cabo, no creo que la situación social, al menos en Cataluña, sea de no convivencia entre las dos lenguas, que es lo que pretende trasladarse al resto de España.
Y por supuesto, bajo mi punto de vista, en un territorio donde son oficiales dos idiomas, hay que saber utilizar ambas. Y eso es una suerte, no una cruz.
Muchísimas gracias otra vez por su comentario y suinterés. Un saludo cordial.
Estimada Pita,
Me gusta debatir de este tema con usted, ya que es una persona razonable, y por la razón creo que acabará dándomela, o por lo menos, una explicación que me permita dormir algo más tranquilo. Lo que he dicho, y es cierto, es que en tiempos de Franco, la lengua vehícular en la educación en Cataluña, y Baleares, era únicamente el castellano . Ahora es el catalán. Y si estaba mal entonces, mal está ahora. Si ahora son “solamente” discutibles las políticas lingüísticas de “normalización” (¿acaso soy yo subnormal, o anormal, como para me normalicen?), también eran solo discutibles las políticas de “inmersión” lingüistística de Franco aplicadas a la educación. Sería como decir que, en la época, aunque había algunos excesos por parte de ciertos exaltados, el concepto era bueno, y la armonía social casi perfecta, melódica… solo el contubernio judeo-masónico permurbaba la paz con sus insidias y su persistente cizaña -curiosamente ahora los nacionalista se quejan también habitualmente de la insidia de unas “fuerzas” -siempre exteriores, y oscuras, claro- que perturban la paz de su rebaño nacional). Bueno, por favor, sin confundir, respóndame usted: ¿le parece a usted justo que mi hija no vaya a poder estudiar, en mi idioma, en la educación pública? Porqué, en una democracia, y en una comunidad autónoma en la que la mitad de la población es castellanoparlante la lengua vehicular de la educación ha de ser únicamente el catalán (para integrarnos, dicen…). Es lamentable. Es injusto, y creo que las personas que albergan un cierto sentido de ese equilibrio moral que implica la justicia, deberían apoyarnos en nuestra humilde pretensión: que no es otra que exigir que nuestros hijos puedan recibir una educación pública y de calidad en nuestro idioma, lo consideramos un derecho fundamental, y yo, personalmente, no pienso transigir en ello. Si es necesario, me iré(“tierras hay muchas, mi patria, es la libertad”, dijo León Felipe).
Le agradecería su apoyo (ya que es una causa justa). Si puede, vote a UPyP.
Reciba un cordial saludo,
Lucas Vicens