Sus hojas, que crecen desgarbadas y ágiles, lucen un abanico de verdes y azules. Cuando la brisa las balancea, puedes imaginarte olas que llegan y huyen, y si te acercas, hasta oír un susurro, como si el mar entonces te recitara sus secretos.
Cuentan en el pueblo, que hace años, las mujeres de los marinos llenaban sus casas con ellas, buscando escuchar, cada noche, el eco de las últimas palabras de sus esposos al partir.
Qué bonito relato!
Me ha gustado mucho!;-)
sabores y olores en el recuerdo
feliz noche
Niña me hiciste sentir el mar: muchas gracias!!!Besotes de mar salada
Tendremos que conseguir esas plantas, Gaby!! :-))) Un besito para ti y gracias por escribir