Veinticuatro horas más tarde de ver la película, me sentaba a ver a José Sacristán como un millonario podrido de ego en Muñeca de Porcelana. Que su actuación es sublime os dejo que lo comprobéis vosotros mismos. La trama, además, de lo más actual. Hasta dónde el dinero controla el poder. Algo nos suena, no? Pero resulta que ese anciano, por amor, o algo a lo que él quiere llamar así, ha decidido cambiar de vida. Quizás es tarde. Quizás ya no le dejen.
Este medio día he recibido la llamada de alguien con quien hablo muy poco y al que veo menos. Alguien a quien quiero mucho. Por todo lo vivido, por todas esas risas y esa confianza que nos tenemos sólo empezar una conversación. El motivo era compartir conmigo que, tras 18 años en una gran multinacional, ha decidido salir y remar hacia otro lado. Buscar la ilusión en otro horizonte. Un horizonte aún desdibujado, pero que no da miedo. No quiero quedarme con las ganas de atreverme, de haber cambiado yo mi vida.
Hay lunes que me gustan más que otros.
PD.: lo más curioso de la llamada es que justo hoy estoy sin móvil. Utilizando ese otro teléfono, que no suena ya (casi) nunca…
Deja un comentario