Lo primero es dar las miles de gracias a Pachi por meterme en esta historia. Que la empecé como un juego, y la verdad, me ha ayudado a tomar (aun más) consciencia de las cosas chulas, buenas, nice, interesantes….(poned el adjetivo que queráis) que a una le pasan. Sólo con estar pendiente, pararme a sentirlas y darles un enunciado es como si las hubiera vivido de forma más intensa. Me ha encantado. También le doy las gracias a todos esos que se han ido sumando al proyecto, los “nominados”, porque con su aportación lo están haciendo un poquito más grande.
Van las tres cosas (más) positivas de ayer:
1.- A primera hora alguien entró en mi despacho para darme las gracias. Y eran unas gracias sinceras, de las buenas…. Así que gracias a ti por compartir tu ilusión y tus ganas de hacerlo.
2.- Tuve una conversación inesperada con alguien especial y muy importante para mí. Salió porque sí, sin guión ni premeditación, y me gustó lo que hablamos. Por aquello de la confianza, de conocerte algo más, y de poder disfrutar de relaciones personales que sean de verdazzz y calidad (las únicas que a mí me sirven y quiero tener).
3.- Me pasé unas horas abriendo cajas, expandiendo y recontando libros, cerrando otra vez las cajas… Era una “tarea” que se me estaba haciendo un poco bola y al final, como todo, siempre es ponerse. Se me pasó rápido, tuve esa sensación de prueba superada, volví a husmear libros que me interesaban, y escuché, de mientras, un rato largo de buena música, en parte gracias a alguien que nos ha obsequiado en los últimos tiempos con un gran repertorio.
Y amanecí el día sumergida en el otoño, y me alegré de su llegada. Las hojas caen para que crezcan otras, más fuertes y más vivas. Vi a hormiguitas alineadas, con los labios apretados y acompasadas en la inercia, y me sentí (muy) feliz por pensar que yo no era parte de esa jungla. Perdí un zapato al bajar del autobús, y no vino ningún príncipe con él, pero me reí (y además está, ahora sí, llegando). Resolví varias cosas de trabajo gracias a los grandes profesionales que me ayudan. Presenté a dos cracks estupendos, cada uno en lo suyo, y me sentí contenta de que fuera fácil. Tuve una comida por temas laborales relajada, interesante, de la que aprendes y, sobre todo, fluye y estás a gusto. Volvió a mi mente una serie que me trae recuerdos de una época, y con ella una melodía que siempre me da relax (me la puse luego, un día más). Fui víctima de la lluvia y no me importó (en absoluto). Me encontré a una buena amiga por el Barrio de las Letras (y ya van dos veces de forma inesperada!!). Me reí con un zapato que luchaba por despegarse de una hoja enamorada. Me hicieron el favor de llevarme a casa. Hablé por teléfono con mi gurú, y ahora soy un poco más sabia. Me alegré al ver que un Gañán dejaba su postureo reposando y se sumaba a este reto. Recoloqué (algunos) objetos de casa, por aquello de que la paz de espíritu también es visual. Multipliqué el arroz como los panes y los peces. Me fui a dormir con casi la seguridad de que la gastroenteritis estaba vencida y de que las copas de vino están ya brindando para mí.
And that’s all folks. GRACIAS por haber llegado conmigo hasta este día. Y como últimos nominados, me gustaría que Bea (Cortizo) se sumara al reto, porque hace tiempo que rebusca y encuentra esta sencilla felicidad, a Eva, porque aunque no lo haga público, le va a gustar hacerlo, y a Javi, porque nos va a rebosar de cosas bueníiiiiisimas y además, le viene bien practicar en las redes sociales…que lo sé…..
Gracias Pita! Y me sumo al reto! Aunque tiene razón y lo haré público en “Petit Comité”.
Lo importante es hacerlo!!!! (y seguir nominando… :-))))
…espero yo sí poder leerlo!!!