Vogue ¿Fashion?’s Night Out 2012

Has dudado todo el día entre ir o no.  Fichaste en su primera edición por temas en esos momentos laborales, te saltaste las dos siguientes, ni te acuerdas por qué, probablemente, porque no te apetecía. Pero este año tienes curiosidad por ver cómo ha evolucionado y ver qué se cuece,  en estos tiempos de crisis, entre el glamour castizo.  Así que cuando Natalia te dice, venga nos pasamos, hacia la multitud que  vas.

Porque eso es lo primero que te encuentras. Hordas de gente avasallando la calle Serrano, especialmente adolescentes y madres con amigas del golf en busca de diversión. Hartas de malas noticias, de primas plomizas, de rescates y cifras de paro, aspirando a reír y pasarlo bien. Añadamos que hablamos de Madrid, y poco hace falta para que sus habitantes se den a la juerga. El segundo punto relevante que percibes es el tema disfraz. Otra de las cosas que más nos gusta, jugar a lo que no somos. Así que ahí se agrupan todas las teenagers queriendo ser Carrie Bradshaw…o mejor dicho, me imagino, alguna Gossip Girl, que ya las chicas de Manhattan les parecerán abuelas a las nuevas generaciones. Mechas californianas al viento, vestidos florales, minis_ímas o shorts con roídas camisetas para lucir hombros, tacones sobre los que patinar o botines para abrasar,  bolsitos con tachuelas, y algún detalle para las melenas. Y como el estilo se tiene o no se tiene, pues las que sí, sí, y las otras, esperpentos de lo que no son, pero felices se sienten creyéndose fashion por una noche y colándose entre el high level de la capital.

Claro que lo del nivel también podría ser discutible, porque encontrarse con Marujita Díaz bajo los focos, apearse ante Sandra Barneda (ni sabía yo quién era), y cruzarse con Norma Duval y el sansón de su novio pues te hace dudar si estás en el barrio de Salamanca, o en el aniversario de Carrefour. Antes has clichado a Sebastián Palomo Linares Jr., quien en tus inicios en el Hola y tus noches en Archy puntuaba con nota alta pero ahora ya luce demodé.

Y el festival avanza con globos rosas,  pelucas, conciertos y photocalls sobre taxis newyorkers. Juicy Couture se ha esmerado con un despliegue de medios, convirtiendo el carrousel de El Corte Inglés de Serrano (sí, ese en el que Anita Aznar lleva cada Navidad a los nietos de Jose Mari) en un salón de belleza. El show causa sensación entre las Julietas en busca de unos Romeos de cuellos alzados, camisas de rayas con mangas enrolladas, que se creen ya algo modernos porque en lugar de engominarse para detrás, lo hacen de lado, aplastando largos flequillos en forma de olas. Eso sí, todos guapos y guapas, que lo de ir pulido siempre suma.

De vez en cuando nos introducimos en alguna tienda, en las que la gente husmea pero no compra, y en las que en lugar de jamón ibérico te dan macarrons, a ver si cuela y te crees que estás en París. La más interesante, de lejos, Lilly Blosom, la tienda erótica de lujo que se ha hecho hueco entre el territorio de los manifestantes de La Familia, confirmando que las Sombras de Grey quizás son más de cincuenta, y revolucionando al santo personal.

La noche la cierras en el bar Bar, al que no descendías desde esos tiempos en que todas las noches eran cortas. Echas de menos al enanito ataviado de Luis XIV, pero te alegra ver que Pollito de California sigue animando a esa audiencia que permanece tan cañí como la dejaste.

Madrid sigue aspirando a ser una grande. Quizás todavía nos falta el estilo de Milán, o unas zebras humanas tan auténticas como las de NY, pero de lo que no hay duda es que a nivel de diversión, la Vogue Fashion’s Night Out madrileña brilla por goleada.

P.D.: no, nada que objetar con las camisas masculinas, suelen estar muchísimo más guapos con ellas, sólo que depende de cómo se complementen, todo junto chirría rancio….


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