Formentera, una vez más…..

Necesitas volver. No sabes muy bien por qué, pero tu cuerpo (o quizás sea tu mente) te lo pide. No vas a aguantar ya mucho más. Como cuando apremias ver a alguien para contarle, para ver cómo está, para que te explique y explicarle, con quién sabes que tienes asegurada la sonrisa por el simple placer de compartir esos momentos. Van a cumplirse casi doce meses sin pisarla, en la mayoría de tus frecuentes noches de insomnio recuperas sus imágenes, que te trasladan por un instante fugaz a esos paisajes que te dan el sosiego, que con dulzura, ahuyenta el manojo de nervios que te mantiene despierta. Por fin ha llegado el momento de volver, de empezar un ritual que rompe sus normas cada vez. Quizás esa es la gracia de la isla, que como las personas que te agradan, sin perder su esencia, consigue sorprenderte cada vez que te encuentras con ella.

Formentera nos recibe con su arco iris de azules en balanceo, intentarás contarlos, te pasarás minutos simplemente descifrando la variedad de tonalidades que ese mar te ofrece. No lo conseguirás. Con cada uno de tus pestañeos aparece un nuevo color que cambia la gama y te cuenta otra historia. Fijas la vista a lo lejos, y de nuevo el infinito se desvanece. Dibújalo tú, hasta donde quieras llegar. Mientras, gracias a esa soledad que la isla te permite, te quedas en silencio para oír unas olas que en Llevant y Tramuntana braman con fuerza, mientras que en Migjorn i en la perdida Es Ram consiguen componer una melodía. Tal vez ese es el simple juego de la vida, ese equilibrio entre el ímpetu y la paz, aprender a chocar y saber bailar.

En cada viaje también hay un verde nuevo, y un amarillo. Son sus pinos, sus higueras y olivos, su plantas de tomillo y sus arbustos. Lucen bajitos, separados entre pequeños muros de piedra, donde las lagartijas juegan al escondite, delimitando esas casas integradas en las que te diviertes imaginándote viviendo. Quizás algún día lo consigas, y estés allí seis meses, o más, para poder hablarle de tú a tú a la isla, para ser un poco más de ella, para conseguir llegar a saber cuántas estrellas son las que cada noche la iluminan, y poder subirte a una de esas fugaces a las que pides deseos.

La isla ríe, te permite soltar carcajadas sin parar, Formentera habla (quizás demasiado) en italiano. Se pone guapa cada año, y crece con gusto, con restaurantes y tiendas en los que los detalles están sumamente cuidados, porque así es Formentera, elegante pero con un pasado que no olvida, en el que hippies y la nada se daban la mano para cuidar de ella, para convertirla en adulta salvaguardando su espíritu de libertad y de harmonía, ese espíritu del que anhelas apropiarte.

Y una vez más hay que irse, como el sol cuando se despide con sus dulces puestas.  El tiempo ha pasado todo lo lento que la isla ha querido, o todo lo rápido que tú lo has vivido. Sabes que no tardarás en volver. Ya es un poco más tuya, así que te despides absorbiendo todas las escenas posibles. Tendrán que acompañarte alguna que otra noche, o en cualquier momento que quieras evadirte, o simplemente, sonreír.

P.D.: sí, a Formentera le dediqué ya otro post. “Formentera. La Necesidad de Volver”. Quizás haya muchos más. En cada ida hay nuevas sensaciones, y algunas de ellas….querré de nuevo compartirlas….

P.D.: y sí, la isla es pequeña….así que te encuentras comiendo en la mesa de al lado a Susanna Griso, y repites de nuevo con ella en el sitio de la cena…..


5 comentarios sobre Formentera, una vez más…..

  • Bea

    Tal vez ese es el simple juego de la vida, ese equilibrio entre el ímpetu y la paz, aprender a chocar y saber bailar….

    Qué cierto…!

  • Pita

    ….bueno un poco sí, no?? Y q difícil es conseguirlo!!!
    Bea besitos guapa!!! Aprovechad muuuuuucho el viaje!!!

  • Jordi Pla

    Querida:
    El fotógrafo Jan Saudek decía que su padre contemplaba la vida desde la poesía y su madre desde la prosa. Tú, como el padre de Saudek, elegiste o ya naciste para ver la vida desde la poesía. Sin duda, ese ángulo donde te encuentras te proporciona grandes dosis de belleza y expansión de corazón, aunque también, como reconoces, muchas noches de insomnio. No sabía que pertenecías al club de los insomnes. Nunca te vi por sus pasillos. Si me quieres encontrar estaré en la máquina de cafe fumando un cigarro.
    Por cierto: No tengo ni idea de quién es Susanna Griso.¿Me lo aclaras?

  • Jordi Pla

    Ah, también decía Nietzche que jamás podría creer en un Dios que no supiera bailar. Supongo que, si somos expresiones de Dios, ya que estamos hechos a su imagen y semejanza, tú llegaste a la misma conclusión. Qué, si no bailar, hiciste tú mientras contemplabas el tintineo de las estrellas.

  • Pita

    Jordi!! ….por orden….jajaja
    muuuuchas gracias, no sé si de la poesía, de la prosa, o desde la necesidad de contarlo como salga……quizás es solo que Formentera lo pone fácil…..
    noches de insominio….muuuuchas……te buscaré entonces, a ver si así con unas risas es más fácil conciliar el sueño :-))))))
    susana griso es una periodista, en su día presentadora de telediario y hoy de un matinal….es de las buenas….muy correcta….
    y por supuesto, no sé si quiero parecerme a Dios, sería todo demasiado aburrido……pero si nos enseñó a bailar…habrá que aprovecharlo siempre q. se pueda…y si las estrellas acompañan…..muuuuuuuucho mejor!!!!
    como siempre, mil gracias por estos comentarios tan chulos Jordi!!

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