Felipao, arte trendy

Haber vivido, durante unos muchos años, de forma intensa la noche madrileña (en este caso de high level, aunque las hubo de todo tipo y condición) tiene, tiempo más tarde, aún recompensa. Hace unos meses, en un cumpleaños de lo más chic, celebrando los cincuenta (qué maduros nos hacemos!) de un antiguo archyano, tuve la suerte de conocer a Felipao. Así, de entrada, piensas que es un simpático más de los que interaccionas entre copa y copa, pero empiezas a hablar con él, y mientras tú le cuentas que andas sprintando todo el día de trabajo en trabajo, escuchas su historia y sonríes,  te hace soñar. Él ha hecho aquello que todos (bueno, o que algunos que aún saltamos entre nubes) deseamos. Felipao, un día, con la crisis empezando a rugir, decidió dar carpetazo a jefes y a esa vidaquenoesvida de ejecutivo agresivo, aclamando ese tan esperado “hasta aquí hemos llegado!!!”. A partir de ese momento, decidió dedicarse en cuerpo y alma (porque si no es de esa forma, los sueños nunca se cumplen) a aquello que más le gustaba, hasta entonces un hobby, hoy ya su vida. Felipao se dedicó al arte, y en una forma curiosa, creando a Poppi.

Sí, Poppi es un perro, o mejor dicho son ya muchos bull-dogs franceses, cada uno diferente, con sello propio, creados bajo motivos variados y especiales.  Casi parece que vayan a ladrar, pero son de fibra de vidrio, pintados a mano, pincelada a pincelada, con el detalle que tú quieras, o que al artista le haya inspirado. Con humor, con acidez, con ternura. Lo del bull-dog es fácil, su perro favorito, lo del nombre llegó con un viaje a  la Toscana. Sí, el cartel de entrada al pueblo anunciaba Benvenuti a Poppi. Ya estaba. Nacía la primera obra.

A Poppi le siguieron Pippo y Pippa. Los hermanos pequeños, por tamaño y orden de llegada. Estos son carlinos, Pippo está siempre relajado, Pippa avanza. Esta vez el material es resina, pero al igual que los bull-dogs, cada uno es diferente, son fáciles de acoger como compañía.  Con flores o frases, fluorescente o en pastel, acicalados con pajaritas o collares,  se hacen hueco en cualquier rincón.

Las últimas en llegar al muestrario del artista han sido las Hornies. Sí, calaveras, y sí, con cuernos.  Dejamos el mundo canino para pasar al lado más inhumano, o quizás …al más humano. Piezas trasgresoras, que sólo si te atreves, podrás lucir en casa. It’s up to you. Horny marca carácter. ¿Lo tienes?.  Desde hace unos meses, Felipao insaciable combina las esculturas con los NeoPops, neones a tu imagen y semejanza. Dile cómo eres, y quedarás retratado en una frase que te ilumina mucho más de lo que pensabas.  !!Que se rían Las Vegas!!.

He coincidido con Felipao en diferentes eventos, entre risas y puyas (le debía este post) me va contando sus avances, su cabeza llena de ideas, su colección cada día más curiosa. La semana pasada estuve en su última exposición, ahí estaban Poppi, Pippo y Pippa, Horny y los neones. Cada uno de ellos con su propia historia. Historias que les daban vida, un pasado y un presente. El futuro empezará contigo, o con quien decidas que lo tenga de regalo. Elegirás cada uno en función de lo que te esté contando, lo que te transmita. Pero ninguna te dejará igual. Porque así es la obra de Felipao, una obra….del todo diferente.

P.D.: ahora puedes ver su obra en la expo Pop&Tonic, en Box in Box music (un local muy especial, sobre todo si le das a la música) en la c/Sánchez Pacheco 82.


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