A lo largo de muchos veranos de esos que ahora recuerdo como de Cuéntame, una de las máximas ilusiones del domingo era que, al volver de la playa, durante la sesión de chapuzones en la piscina previa a la comida, me dejaran comprar una bolsa de patatas o ganchitos en el sucedáneo de kiosko (en realidad decíamos en el Sebas, que así se llamaba quien lo regentaba) de la urbanización. Con el tesoro ya en las manos, nos sentábamos en el césped y con gran expectación descubríamos ese rasca y gana promocional con el que Matutano buscaba incrementar ventas. La mayoría de veces tocaba un Sigue buscando, y ante la decepción inicial, corría a intentar que me dejaran comprar otra bolsa, lo cual nunca pasaba, con lo que me tiraba al agua en modo bomba y me olvidaba hasta la siguiente ocasión en la que, con la misma emoción, volvería a dejarme la uña negra (si es que no conseguía una peseta) para rascar otra vez y obtener de nuevo ese…y Sigue buscando.
Hace un par de días era uno de mis sobrinos quien de forma impaciente rascaba de nuevo un cartoncillo…sin premio. Tan contento lo tiró a la basura y se fue a por el balón, la próxima vez seguro que me toca, me dijo. Sonreí. Pues claro.
Y sí, claro que sí, me adueñé de nuevo de esa ilusión. A medida que acumulamos años, y con ellos va a ser que experiencias, nos ataca la sensación de que la vida es una Rasca y Gana constante, en la que en cualquiera de sus facetas nos aparece ese Sigue buscando más veces de las que nos imaginábamos. La emoción de rascar empieza a convertirse en temor, el peso de las partidas anteriores se hace incómodo, los premios se configuran efímeros y el cansancio de participar comienza a hacer mella. Pero nos olvidamos que es gracias a ese volver a rascar que podemos hablar de vivir, no de un simple vago existir (la diferencia me la recordó Eva el otro día). Es ese volver a jugar lo que confiere emoción al futuro, el que nos obliga a una angustiada inestabilidad que (en determinadas ocasiones) se hace imprescindible para avanzar, para ser mejores, para conocer otras facetas propias, para descubrir otras personas, otros trabajos, otros parajes que nos harán más grandes, que nos abrirán a un yo más amplio, quizás aún desconocido.
Leía el otro día Sostiene Pereira, el atormentado periodista intenta, a lo largo del libro, entender esa confederación de almas que cada ser humano tiene al servicio de un yo hegemónico, un yo que predomina hasta que otro yo hegemónico le destrona, por ataque directo, o por paciente erosión. Un nuevo yo al que si no damos paso conseguirá hacernos entrar en conflicto con nosotros mismos.
En cada Rasca y Gana que jugamos, en cada Sigue buscando al que nos enfrentamos, estamos dando forma a ese nuevo yo, un yo que tiene la capacidad de sacudir el pasado para empezar a conocer un nuevo presente. Un yo al que hay que invitar a asentarse sin temor, con la ilusión de pensar que ahora toca algo nuevo, divirtiéndonos sólo por el placer de jugar, porque los premios hemos aprendido que tienen siempre fecha de caducidad.
P.D.: anoto otra frase que Pereira sostiene y que me ha gustado….Hay que dejar de frecuentar el pasado, para empezar a frecuentar el futuro.
very well manuel, en eso estamos
Sabias palabras Pita
A los que la vida nos ha dado (por suerte o casualidad) muchos premios, sabemos con certeza que en la vida hay una máxima: adaptarse o morir. Es bonito cambiar, avanzar, explorar, rozar el abismo de vez en cuando y en definitiva vivir la vida que en eso consiste!!
Así que a rascar y rascar que el premio esta donde menos lo imaginamos!!
Un beso
Javier
Pita, me ha gustado mucho. Es verdad que para avanzar en la vida hay que superar varias crisis personales, y elegir el camino que más nos conviene a cada uno, pero a veces no son fáciles de superar, aunque cuando se consigue, el alivio es grande y las nuevas espectativas motivan mucho.
Voy por partes….
Mary, you rock!!!! te vas a salir en tu nueva etapa, vamos vamos vaaaaaamos!!!! :-)))))
Mi querido BlogMaster!!…las sabias palabras las de Tabucchi y su Pereira….y estoy de acuerdo, yo tb me siento afortunada por taaaantos premios en la vida, pero q. aprendes a saber q solo se consiguen adaptándote a lo que llega….buscando lo que quieres, pero sabiendo que en el camino hay que rascar muuuuuuuchas veces para ver qué toca en ese momento!!!
Lauriiiiiii, compro lo de q. las nuevas expectativas motivan siempre un montón para descubrir las nuevas etapas q. de entrada se hacen montaña, pero….
en fin guapos…que no sé……que el rasca y gana da muuuuuucho de sí, y este post ha salido así…. :-)))))
besotes y muchas gracias!!!!