25 años atrás. Cinco o seis adolescente se preparan para ir al primer concierto de su vida en, si no recuerdo mal, Studio 54 Barcelona. Se maquillan lo permitido delante de la madre que las va a llevar y, sin posibilidad de concesiones, va a compartir la esperada y eufórica velada con ellas. Nerviosas tatarean el estribillo de su grupo favorito: auuuuuuuuuu…..la luna llena sobre Paríiiiiis…
Yo las observo ya con el pijama puesto. Una de ellas es mi hermana, y por supuesto, esa madre, mi madre.
Una y otra vez, a lo largo de mi niñez, escuché las canciones de Rafa Sánchez, Mario Martínez y Luís Bolín, La Unión. Mientras el tiempo pasaba despacio en Sildavia y un Hombre Lobo se paseaba por París, crecíamos escondiendo el amor entre Árboles Altos y Frondosos, y danzábamos Entre Flores Raras. Mediodía tras mediodía, mientras poníamos la mesa, y esperábamos que la puerta diera entrada a mamá, en videoclip o casette, Rafa estaba con nosotras.
Y llegó el momento en el que yo ya tuve edad para ir a conciertos, y decidí que a ese chico con cara guapa, de voz oscura y melosa, que se retorcía delante del micrófono, también quería verle. Y ya con Eva, y las Evas, y con Marta, y con las Teresitas….fuimos De Aquí, Allá, nos reímos de los Malos Tiempos, discutimos Si Eran los Celos, o si simplemente esa otra Era un Volcán. Fueron muchos años en los que subida en Un Tren de Largo Recorrido, pude llegar al Este del Edén y morir en Maracaibo. Con La Unión, siempre había Más y Más.
El miércoles pasado Rafa Sánchez volvió a mi vida, y esta vez, a distancia corta.
25 años son muchos para todos, pero ninguno para esa voz poética susurrándonos Amooooor, preguntándonos ¿Cómo nos va la vida?, y haciéndonos mover al ritmo de parapapaaaaaa….
En una sala pequeña de Hard Rock Café Madrid, esta vez a menos de un metro, y esta vez con Hugo, y con Luís y Esther, pero de nuevo, con La Unión, sonrío y bailo. Revivo, y disfruto.
Y Rafa ahora tiene el pelo un tanto fosforito y arrugas, y su look, cazadora dorada y pantalón blanco un poco de chándal, por eso de evolucionar o morir, es más moderno. Y Mario es rubio platino, y Luís, si cabe, aún más alto. Pero siguen siendo La Unión.
Tras el concierto, los artistas con sonrisas y amabilidad, salen a conocer al público reducido que ha tenido acceso al concierto. Y ahí es donde Pita se corta, pero Hugo le consigue el autógrafo de su ídolo, mientras le pregunta, ¿y qué se siente al tocar en un sitio con un contacto tan cercano? Pues, es genial….aunque preocupado por poder moverme….y Esther posa con ella en la foto, y Luis se mueve con el manager.
Y ahí es cuando le cuento que desde pequeña, le he bailado, y le he visto concierto tras concierto…. y que su voz, esa voz sensual, y que sus pasos, esos pequeños pasos, siguen siendo él, siguen siendo muy Rafa Sánchez.
25 años más tarde, he reencontrado a un amigo de la niñez que, aunque quién le ha visto, y quién le ve, parece ser que la vida le ha ido bien. 25 años más tarde, por fin, me he acercado a ese paraíso, ahora ya no tan lejano.
P.D.: gracias a Hugo, Esther y Luís, que acudían de forma escéptica al concierto, y que acabaron bastante divertidos, la noche salió del todo perfecta.
Hola, yo enviaría tu crónica a la Web Oficial del grupo, http://www.launion.net, que seguro que te la publican …
pues así lo he hecho, les he mandado un email con el post…a ver!!! muchas gracias!!!!
Hola Pita,
Genial la crónica! Me ha recordado mucho a mi propia historia con La Unión. Primero fue el grupo de mi hermano y luego pasó a ser el mío. Sus canciones fueron la BSO de muchos momentos de mi vida. Qué suerte verlos de cerca…
Un besote
Muchas Gracias Sara!!!!!….la verdad es que fue alucinante poder ver a Rafa&co tan cerca y hablar con ellos, y por la misma razón que tu dices, pq. de repente, era volver a recordar momentos que estaban muuuuuy lejos….
Un besote y a ver si hay un próximo….y coincidimos!!! :-)))))