My Blueberry Nights

Hay películas en las que pasan muchas cosas….y otras, que te dicen muchas cosas. Películas que te explican emociones, y te transmiten sentimientos con finas imágenes y con diálogos de escuetas palabras pero intensos significados, películas con las que sales invadida de sensaciones, y pensando que tendrás que volver a ver porque, fácilmente, se te han escapado matices. Wong Kar Wai es especialista en este tipo de films y, con ese mismo sabor, sales tras ver que su última película: My Blueberry Nights.

Hace varios años, un domingo por la tarde de resaca en la capital, engañé a tres amigos para ir a ver 2046. “Una película china que me han dicho que es buenísima, y que me va a encantar”, ese fue el argumento. La recomendación llegaba de “El maestro de los cajones” al que, en ese momento de mi vida, le correspondía un peso especial y del que, aún hoy, sigo haciendo caso a sus inteligentes sugerencias. La única que salió deleitada de la película fui yo, quizás por mi buena predisposición, o quizás porque el sopor de la hora de la siesta no permitió que, al resto, les llegara esa interesante combinación de sentimientos expresados con imágenes y con una banda sonora vibrante (la cual, en estos momentos, me está ayudando a escribir estas líneas).

Después de 2046, no tardé en ver In the Mood of Love…la película anterior de Wong Kar Wai. La misma sensación, la misma explosión de romanticismo delicado.

Y resulta que tras estos films, al director le encasillan como el maestro de un género “así como cool”, “cualquier película rodada con una cámara manejada a mano y un montón de música…es de Wong Kar Wai”, “todas con las mismas mujeres chinas vestidas de los años 60’s”. Así que hace un año, Wong Kar Wai se cansa de esta etiqueta y decide que no, que ya es momento de hacer algo diferente. Y deja China para rodar en Estados Unidos. Y deja a su musa Gong Li, para aproximarse al público con estrellas como Norah Jones, Jude Law, o Natalie Portman. El resultado vuelve a ser espectacular, sin perder su esencia de estilo refinado e intenso, la película es mucho más cercana.

El desamor y el amor, la complejidad del ser humano, las relaciones entre las personas, los vaivenes de la vida… suelen ser temas explotados como argumentos de novelas, guiones y canciones. Pero la manera de interiorizar o de expresar dichos sentimientos, es lo que, quizás marca la diferencia entre una película que “te toca”, y otra que no.

My Blueberry Nights cuenta la historia de Elizabeth (Norah Jones, que desdobla su talento, y a sus dotes de cantante le sumamos lo de actriz) quien, tras acabar una relación, y entablar una breve amistad con el dueño de un bar (el guapísimo Jude Law, quien dejando su rol de eterno seductor peligroso, y mostrándose como un tierno apoyo, nos multiplica su encanto), decide emprender un viaje para tomar distancia con el pasado, y poder, a su vuelta, empezar otra vida.

Y quizás no todos hemos sido capaces de emprender ese “viaje de oxígeno” tras períodos difíciles, pero lo que es casi seguro es que la mayoría de los mortales hemos sentido esa necesidad de emprenderlo. Y quizás sin maletas, pero buscando lejanía física y mental, hemos realizado un distanciamiento a determinados sucesos que, en un momento de nuestra vida, han quebrado nuestra estabilidad, hemos tenido que buscar ese espacio para aclararnos, para entendernos, para ser valientes, para estar preparados para tomar la siguiente decisión, para enfrentarnos al próximo paso.

Y la película trata de explicarte que, probablemente, no es esa Tarta de Blueberry la que tiene el problema, que la tarta está buena….sólo pasa que, en estos momentos, el resto prefiere otra. Que no es que aparezca otra persona, sino que se puede haber acabado el amor. Que la vida son etapas, son momentos cambiantes, a los que sólo queda enfrentarse y adaptarse. Que no hay que desprenderse de esas llaves que marcan una vida, hasta no estar seguro de que no las vas a necesitar de nuevo para reabrir la puerta de esa vida.

Wong Kar Wai vuelve a poner en relieve esos sentimientos escondidos que pueden albergarse en las personas, vuelve a cargarnos de un romanticismo bello y estético.
Son esos momentos de congelamiento de la cámara, esa música que entona a la perfección con la imagen, esos detalles finos, los que hacen que podamos decir que sus películas son…simplemente…bonitas.

Es de sobras conocido eso de que las formas suelen ser importantes. My Blueberry Nights tiene un contenido intenso, pero, como es habitual en el director, viene envuelto en unas formas que te lo acercan, con delicadeza, a tu misma piel.

1 comentario sobre My Blueberry Nights

  • Yola

    Después de leer tus comentarios no me pasa indiferente, voy a ir a verla. Me alegro que, aún en la distancia, me sigas aconsejando tan inteligentemente de cine!!! Muchas gracias.
    A propósito, tienes que ver CUSCUS … genial!
    Un beso
    You

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