“El Che es una clara imagen del idealismo y la rebelión juvenil, ambos, en mi opinión, valores eternos e intemporales”. De esta forma, Laura Bickford, productora de la película “Che el Argentino”, que ahora está en nuestras pantallas, define la figura de Ernesto Guevara.
Aclamado aún en la actualidad como representante de ese anhelo de la juventud por conseguir un mundo más justo, mito por excelencia de la rebeldía contra el sistema y el imperialismo opresor, El Che sigue siendo hoy un personaje controvertido al que Soderbergh nos acerca, a lo largo de dos horas de película, con un exquisito cuidado, con una emoción angustiosa, alternando color y blanco y negro, como si así nos marcara el ritmo necesario para poder asimilar al protagonista, evitándonos caer en juicios precipitados, limando opiniones previas.
Y sentada y relajada en la butaca, noto que le voy cogiendo simpatía. No sé si porque está encarnado en un siempre espléndido Benicio del Toro, quien ya a priori personalmente me acerca con agrado al personaje, o porque lo que realmente descubro es una personalidad combativa y una búsqueda de unos ideales, que califico como bellos. Pero me sorprendo al salir del cine pensando que no me es suficiente, porque a pesar de ese idealismo atractivo, a pesar de ese romanticismo que encarna su sueño, no salgo comprometida, ni convencida, ni entendiendo ese modus operandi.
Sitúo, una vez más, en jaque mate a la premisa. ¿Realmente el fin justifica los medios?.
Cuba libre, una sociedad justa e igualitaria, oportunidades para todos: Ideal perfecto, y deseo aspiracional. Pero… ¿A cambio de? ¿Es justificada la muerte…ya no de uno mismo, sino del de enfrente? ¿Tiene sentido una revolución a tiros? ¿Es un arma bajo el brazo la única manera con la que conseguir ese ideal? ¿No se desploma entonces la razón de ese objetivo?
Desconocía antes de ver la película detalles de la vida del Che. En nuestro entorno hemos convivido siempre con camisetas, chapas y pósters, que daban forma al mito, nos lo acercaban. Pero hasta ayer, eso era lo máximo que me aproximaba al guerrillero más laureado de Latinoamérica, poco más conocía de su persona.
Tras dos horas de trama, cierto es que consigues adentrarte en la personalidad y en los motivos de actuación de Ernesto Guevara. Hay que aplaudir a Soderbergh haber conseguido el objetivo que él mismo buscaba. En una en entrevista en El Cultural de El Mundo, el pasado día cuatro, decía al hablar de la puesta en marcha de la película: “uno de los aspectos que siempre me apasionó es el hecho de profundizar en algo tan presente y al mismo tiempo tan mal conocido…..Para mí era una gran oportunidad explicarle a la gente qué es algo que lleva viendo toda su vida”.
Y nos lo explica. Y conocemos a un luchador, a alguien que sufre para construir su idea del mundo, que no teme dar pasos hacia delante, que es capaz de ser autoritario, pero al mismo tiempo, que acata sin dudas las órdenes de quien cree que puede llevar a Cuba al triunfo. Es interesante ver ese respeto y fe ciega en Fidel que profesa el Che. Evidenciamos una personalidad que, a momentos, y como me imagino la de cualquier guerrillero, es fría y atroz, pero al mismo tiempo, deja entrever un ser humano movido por un sentido de la compasión y por el deseo de ayudar y hacer una sociedad mejor.
Pero quizás no es suficiente. Bajo mi punto de vista, la imagen que Soderbergh nos muestra del Che es complaciente, afín. Pero yo salgo del cine pensando que están locos. Qué cómo pueden vivir así, y cómo pueden unas ideas llevar a matar a quien no está de acuerdo, a quien te impide conseguir llevarlas a cabo. Quizás es simple la reflexión, pero no consigo dar el paso adelante con ellos.
Y nos dice el director que no podemos calificar al mito bajo los parámetros de hoy, porque “estamos hablando de hechos que pasaron hace cuarenta años, en circunstancias que no tienen nada que ver con las de ahora. No se puede juzgar al Che partiendo de los mismos conceptos que utilizamos para analizar el mundo contemporáneo”. Pero cuarenta años no son tantos. Y ni en esa época era tan lógico o comprensible, ni ahora, en determinados lugares, andamos tan lejos de esa misma actitud, de la violencia justificada como medio.
Soderbergh cuenta que hablando con gente que le conoció “pude darme cuenta de lo duro que fue todo para él. Como hijo de la burguesía argentina y médico brillante, podía haber tenido una existencia muy cómoda y agradable. Pero escogió el camino más difícil una y otra vez. Se escapó dos veces de la vida que había construido, mientras otros disfrutaban de sus privilegios. Y lo hizo por el genuino hecho de ayudar a la gente”. Y lo consigue de nuevo. No vemos en el Che una figura altiva ni movida por el deseo personal de engrandecer su ego. No. Quedan claros sus motivos de justicia, pero una justicia que debería ser, asimismo, juzgada también por esos sonidos de disparos.
Es una buena película. Actuaciones creibles y un interesante guión para los que no conocíamos al Che. Y sigo pensando que le he cogido simpatía, pero a pesar de compartir con él que la mejora del mundo no debe ser una utopía, me cuesta creer que sea una revolución armada la mejor manera de conseguirlo.
En octubre estrenarán Guerrilla, no sé si podré entonces sumarme al carro de combate, pero de momento me parece que, a pesar de su voluntad, al menos a mi corazón, no se le gana con un arma.
Es complicado, está claro que la violencia no debería de ser la forma para conseguir unos fines nunca, pero habría que analizar también la forma de vida de los pobres cubanos en esa época, el sistema opresor que les gobernaba y entonces y con más datos, pensar si esa violencia estaba justificada o no, a pesar de lo que nos pueda parecer a nosotros hoy.
Un saludo!
Como no soy muy experta en el tema, opino básicamente por la película, y por ello, quizás porque no se me traslada, no acabo de ver la necesidad de la violencia. Hecho que sigue, para mi, teniendo poca justificación, a no ser que sea para salvaguardar la vida de uno.
No sé puede luchar por un mundo mejor con una arma, porque eso siempre lo hará peor.
Seguiré investigando sobre la figura de Guevara…
:-))
Una gran pelicula que como bien dices (y sin entrar a discutir temas más profundos) te acerca a la figura del Che y al concepto de la revolución.