“Os traigo algo que os va a encantar, estuve en una tienda hace dos días, y además de llevarme alguna que otra cosa, cogí esto”. Ella es S, y B y la que escribe la miramos con caras divertidas.
Leemos un cartón tamaño postal, diseñado con rosas garabateadas y trazos poco uniformes, en el que con una letra, como si fuera a mano, se escribe lo siguiente: “Puedo prometer y prometo que no habrá más dolores en mi vida. He llorado por el amor de un hombre y he sufrido el desamor. Se acabó. Ahora quiero llevar las riendas de mi vida, quiero tomar el timón. Por supuesto quiero enamorarme, pero sobre todo quiero ser feliz. Deseo que las únicas lágrimas que corran por mi rímel sean de alegría, y buscaré la felicidad en las pequeñas cosas de mi vida. La suerte me sonríe y tengo ayuda: tengo a mi familia, a mis amigos, a mi perra Tula, a mi gata Trini, y te tengo a ti”.
¡! Caray!!! ¿¿A mí???. Pues no lo sé, porque no sé de qué ni de quién estamos hablando. Un poco trágicas además estas líneas, que sí, la vida real a veces, quién no ha vivido una sensación así….pero, pero……….¿Pero y ésta quién es?
Y resulta que es Dolores Promesas. Y resulta que es una diseñadora de ropa, una firma relativamente joven en el mercado. Y resulta que ha creado un bonito y completo concepto alrededor de su marca. Y resulta que ahora ya soy yo la que tiene una prenda de ella, eso sí, un regalo. Que hoy estreno. “Pasa con Garbo”, dice la camiseta roja.
Sus diseños son muy femeninos, con un cierto toque retro, elegancia combinada con un punto sexy poco guerrero. Lazos, flores, faldas. Su logotipo es la cara de esta chica que, a pesar de querer conquistar el cielo, cambió su nombre Nube por el de Dolores Promesas, quizás porque para tocar el cielo, tenía que sufrir antes muchos Dolores, y ser firme en sus Promesas. “Algunas veces pesa más uno que otro, pero por lo general suelen andar en jaque, componiendo mi personalidad”, escribe. Una personalidad que se plasma es una silueta española, con una melena corta engalanada con unos chavos muy gitanos y un clavel, unos labios rojos que resaltan entre el blanco y negro del logotipo.
Y digo lo del concepto, porque te cuenta, de forma cercana, como un cuento, su historia, el cómo ha llegado hasta aquí, sus aventuras familiares y emocionales. En las postales, en sus etiquetas, en su página web, en sus libretas. Y sabes que en algún momento de tu vida, tú te has sentido como Dolores, así que ya tienes algo en común con ella. Y así se acerca a su público, femenino, muy naif, me atrevo a decir que idealista y romántico. Y así lo transmite además su ropa, muy “chica”, muy sensible.
Y lo mismo pasa en su tienda de Madrid. Voy a una callejuela detrás de la Gran Vía, a la calle Desengaño 22. Quizás hasta en su dirección busca cuadrar su concepto. Toco conjuga en su historia novelesca. Y tengo que decir que la tienda me gana. Al puro estilo de las tiendas de Le Marais francés o de Palermo Soho de Buenos Aires. Todo son detalles, dándole ese toque sencillo con un aire acogedor, madera que huele, la máquina de coser antigua, y entre sus colecciones de ropa, entre su bisutería y papelería, libros de decoración, velas Volupsa y las City Guides de Wallpaper y Phaidon. Todo muy cool, con gusto, y con un tinte bucólico.
Y si, en el escaparate, los libros de Esther. Decorando, pero de nuevo, sumando al concepto. Y entonces ya sé que seré clienta de Dolores Promesas, porque si, porque yo también crecí con Esther, y porque si, es el espíritu de esa chica de los cómics el que respiras con la marca.
Y en la vida real cuesta un poco poder mantener ese ánimo soñador e idealista, cubierto de romanticismo. La vida no suele ser naif, o sólo a ratos, pero la ropa puede ser una buena vía de escape para sentir más de cerca esa parte de nuestra personalidad que no puede relucir de forma evidente, pero que la llevamos puesta.
Mmmm… tengo curiosidad ya por visitar la tiendecita…tiene pinta de prometer
Promete…sin doler.
Mmmm…eso me gusta más todavía 🙂